Autores
La plantación es una de las etapas más críticas de la producción de caña de azúcar e involucra una inversión económica del 20,5% del costo total anual, considerando cinco años de amortización. Al ser la caña de azúcar un cultivo semiperenne, los errores que se cometan en la selección de la semilla, en la preparación del suelo, en la elección de la variedad, en el diseño, época y densidad de plantación, se reflejarán en los años que dure el cañaveral. Por lo tanto, la plantación es una fase fundamental para optimizar la productividad.
Una buena implantación del cañaveral asegura:
Antes de la implantación deberían realizarse algunas operaciones que permitan minimizar el efecto de factores limitantes para la productividad de los cañaverales, tales como: excesivas pendientes, problemas de compactación, problemas de drenaje y de acumulación de agua superficial, problemas de fertilidad, alta infestación de malezas perennes, etc.
A continuación se indican algunas de las labores de ejecución previa a la plantación y/o renovación de los cañaverales.
Descepado
Esta operación consiste en la destrucción e incorporación en el suelo de las cepas de caña del cultivo anterior. La misma puede realizarse de forma mecánica o química.
El descepado mecánico tiene como finalidad la remoción, triturado y exposición de las cepas al medio externo para su desecación.
Normalmente esta operación se realiza con dos pasadas de equipo (Ej.: rastra), una en la dirección de los surcos existentes y la segunda en forma perpendicular a la primera pasada.
El descepado químico consiste en la aplicación de herbicidas totales (Ej.: glifosato 7-10 L producto comercial/ha), que eliminan de forma eficiente las cepas viejas, provocando la muerte de las mismas y su lenta descomposición. El descepado químico puede realizarse en aquellos lotes que por su topografía limitan la realización de labores mecánicas o en aquellas situaciones en que no se quiere borrar el trazado de curvas de nivel ya existentes. En este último caso, puede surcarse en la trocha manteniendo el diseño de sistematización del campo.
Sistematización
Se entiende por sistematización al movimiento de tierra efectuado en el terreno basado en un relevamiento planialtimétrico. Las prácticas de sistematización y protección de un área tienen por objetivos, entre otros, la disminución de la velocidad de escurrimiento superficial, la eliminación del exceso de agua (drenaje), la implementación eficiente del riego, etc.
En las áreas con pendientes fuertes se hace necesario el control del escurrimiento superficial, lo que puede conseguirse con la implantación racional de obstáculos (cultivo en contorno o en curvas de nivel, terrazas, etc.). El cultivo en contorno o en curvas de nivel es una de las prácticas más simples y de gran eficacia en el control de la erosión, y consiste en la plantación del cultivo siguiendo curvas de nivel controlado, es decir, cortando la pendiente.
Estos surcos deben tener una pendiente controlada que en general es de 2 a 3 %o, dependiendo de las condiciones del suelo y del clima.
Los terrenos bien sistematizados permiten realizar un riego de superficie más eficiente, lo que significa un uso racional y económico del agua. Esto por un lado, evitará que el agua de riego alcance velocidades excesivas que produzcan erosión y, por otro, disminuirá los riesgos de generar estancamientos superficiales de agua que afecten el crecimiento de la caña de azúcar, debido a problemas de asfixia radicular y/o salinización del suelo (Figura 1).
En los terrenos sistematizados, se deben tener en cuenta los callejones de conducción de agua (en los casos que se riega) o de salida de la producción.
En el primer caso, los callejones deben tener una pendiente controlada que no pase del 3%o, ya que en ellos se conducirá el agua utilizada para riego.
Los callejones cuyo objetivo es el tránsito de los equipos de transporte para la producción, deben tener también una pendiente controlada para evitar que se erosionen con las lluvias estivales, y para que los equipos de transporte se desplacen fácilmente. Estos callejones deben tener un ancho que permita el cruce de dos equipos con comodidad (callejones principales). En general el ancho puede variar entre 7 y 10 m, y en algunas situaciones particulares pueden tener un ancho ligeramente mayor.
Cuando las pendientes superan los límites convenientes, es necesario construir trabas transversales para disminuir la velocidad del agua y así evitar la erosión del callejón.
En el diseño de la plantación se deben contemplar playas para el estacionamiento de frentes de cosecha y de equipos de transporte. En el caso de que se vayan a utilizar carros de autovuelco, se deberían dejar espacios apropiados para efectuar el trasbordo.
Desagüe o drenaje superficial
Tiene como objetivo eliminar el agua que no infiltró, al saturarse el horizonte superficial del suelo por exceso de lluvias. El diseño de plantación debe tener en cuenta la orientación y longitud de los surcos, la ubicación de los callejones, caminos, etc., para lograr del modo más eficiente y práctico el drenaje superficial.
Los callejones deben estar localizados en los lugares donde cambia la pendiente del terreno, respondiendo a las necesidades del manejo del agua y a los requisitos del transporte durante la cosecha.
Drenaje interno
En este caso se busca eliminar el exceso de agua del perfil del suelo o también cuando es necesario hacer descender la capa freática cercana a la superficie. Esto mejora la aireación del suelo y la mineralización de la materia orgánica, aumentando la disponibilidad de nutrientes para la planta y favorece el desarrollo del sistema radicular.
Estas prácticas, permitirán incorporar campos a la producción y/o aumentar la productividad de los mismos.
Control de malezas perennes en pre-plantación
Las plantaciones sucesivas de caña favorecen la dispersión de los órganos de propagación de malezas perennes, entre las que se destacan: la grama bermuda (Cynodon dactylon), el pasto ruso (Sorghum halepense), el cebollín (Cyperus rotundus) y la cola de caballo (Equisetum sp.). Los lotes con alta infestación de estas malezas requieren un manejo particular. En este caso resulta recomendable realizar la rotación o el barbecho químico del lote.
Rotación: se puede rotar el lote sembrando variedades de soja resistentes al glifosato, para usar dicho herbicida sin problemas. Este cultivo puede ser cosechado o incorporado al suelo como abono verde.
Barbecho químico: una vez eliminada la cepa vieja de caña de azúcar (descepado), se deja el lote sin plantar. En el verano, cuando las malezas se encuentran en activo crecimiento, se aplica glifosato (5 L/ha). En algunos casos se deberá realizar una segunda aplicación o manchoneos con el mismo producto.
Con cualquiera de estas prácticas se logrará disminuir significativamente la población de malezas perennes de los lotes previo a la plantación del cañaveral, lo cual facilitará el manejo posterior del mismo.
Preparación de suelo
Involucra una serie de labores que tienen como finalidad lograr un ambiente adecuado para una buena brotación de la caña semilla, favorecer un buen desarrollo radicular y conformar una cepa vigorosa. Además, con estas labores se busca reducir la infestación de malezas y los residuos de cultivos anteriores, aumentar la capacidad de infiltración, mejorar las condiciones de aireación del suelo, favorecer la mineralización de la materia orgánica, mejorar la disponibilidad de nutrientes para el cultivo y romper capas compactadas que impiden el buen desarrollo radicular de la caña.
Las labores que se realicen en la preparación de suelo dependerán de las características del mismo (textura, contenido de humedad, compactación, etc.).
Una preparación de suelo insuficiente afecta negativamente la brotación de la caña de azúcar al no favorecer el íntimo contacto caña semilla-suelo. De igual manera, una preparación de suelo excesiva resulta perjudicial ya que se deteriora la estructura del suelo produciendo agregados muy finos que favorecen el encostramiento superficial y obstruyen los macroporos del suelo.
Por lo tanto, en la preparación de suelo se deben incluir las labores estrictamente necesarias para cada condición y que favorezcan el mejor crecimiento del cañaveral. No debemos olvidar que el suelo constituye un recurso no renovable que es imprescindible conservar con el objetivo de alcanzar una producción de caña de azúcar sustentable.
El Subsolador y el cincel son implementos que se utilizan en la preparación del suelo para realizar un laboreo vertical en profundidad.
El subsolador se utiliza cuando es necesario romper capas compactadas a una profundidad entre 35-50 cm, esta tarea requiere tractores de gran potencia (30-60 HP por timón dependiendo del equipo, del terreno y de la profundidad de trabajo) (Figura 2).
El cincel rompe capas compactadas a menor profundidad (aproximadamente 1525 cm) y requiere menos potencia de tractor (10-15 HP por arco) (Figura 3).
La rastra de disco rompe terrones o agregados superficiales capaces de generar cámaras de aire que afectan la brotación al impedir un íntimo contacto caña semilla-suelo. Mejora la aireación, permite incorporar el rastrojo y deja los órganos subterráneos de reproducción de las malezas expuestos a las condiciones ambientales, lo que favorece su control (Figura 4).
La secuencia y número de labores en la preparación del suelo depende de la situación de cada lote y de la disponibilidad de equipos.
- Un elevado porcentaje de brotación.
- Una población inicial de tallos óptima y temprana.
- Una distribución uniforme de los tallos y sin fallas.
- Un cierre temprano facilitando el control de malezas.
- Una alta población de tallos molibles a cosecha.
- La conformación de cepas vigorosas y bien establecidas.
- Una mayor longevidad de cepa.
Antes de la implantación deberían realizarse algunas operaciones que permitan minimizar el efecto de factores limitantes para la productividad de los cañaverales, tales como: excesivas pendientes, problemas de compactación, problemas de drenaje y de acumulación de agua superficial, problemas de fertilidad, alta infestación de malezas perennes, etc.
A continuación se indican algunas de las labores de ejecución previa a la plantación y/o renovación de los cañaverales.
Descepado
Esta operación consiste en la destrucción e incorporación en el suelo de las cepas de caña del cultivo anterior. La misma puede realizarse de forma mecánica o química.
El descepado mecánico tiene como finalidad la remoción, triturado y exposición de las cepas al medio externo para su desecación.
Normalmente esta operación se realiza con dos pasadas de equipo (Ej.: rastra), una en la dirección de los surcos existentes y la segunda en forma perpendicular a la primera pasada.
El descepado químico consiste en la aplicación de herbicidas totales (Ej.: glifosato 7-10 L producto comercial/ha), que eliminan de forma eficiente las cepas viejas, provocando la muerte de las mismas y su lenta descomposición. El descepado químico puede realizarse en aquellos lotes que por su topografía limitan la realización de labores mecánicas o en aquellas situaciones en que no se quiere borrar el trazado de curvas de nivel ya existentes. En este último caso, puede surcarse en la trocha manteniendo el diseño de sistematización del campo.
Sistematización
Se entiende por sistematización al movimiento de tierra efectuado en el terreno basado en un relevamiento planialtimétrico. Las prácticas de sistematización y protección de un área tienen por objetivos, entre otros, la disminución de la velocidad de escurrimiento superficial, la eliminación del exceso de agua (drenaje), la implementación eficiente del riego, etc.
En las áreas con pendientes fuertes se hace necesario el control del escurrimiento superficial, lo que puede conseguirse con la implantación racional de obstáculos (cultivo en contorno o en curvas de nivel, terrazas, etc.). El cultivo en contorno o en curvas de nivel es una de las prácticas más simples y de gran eficacia en el control de la erosión, y consiste en la plantación del cultivo siguiendo curvas de nivel controlado, es decir, cortando la pendiente.
Estos surcos deben tener una pendiente controlada que en general es de 2 a 3 %o, dependiendo de las condiciones del suelo y del clima.
Los terrenos bien sistematizados permiten realizar un riego de superficie más eficiente, lo que significa un uso racional y económico del agua. Esto por un lado, evitará que el agua de riego alcance velocidades excesivas que produzcan erosión y, por otro, disminuirá los riesgos de generar estancamientos superficiales de agua que afecten el crecimiento de la caña de azúcar, debido a problemas de asfixia radicular y/o salinización del suelo (Figura 1).
En los terrenos sistematizados, se deben tener en cuenta los callejones de conducción de agua (en los casos que se riega) o de salida de la producción.
En el primer caso, los callejones deben tener una pendiente controlada que no pase del 3%o, ya que en ellos se conducirá el agua utilizada para riego.
Los callejones cuyo objetivo es el tránsito de los equipos de transporte para la producción, deben tener también una pendiente controlada para evitar que se erosionen con las lluvias estivales, y para que los equipos de transporte se desplacen fácilmente. Estos callejones deben tener un ancho que permita el cruce de dos equipos con comodidad (callejones principales). En general el ancho puede variar entre 7 y 10 m, y en algunas situaciones particulares pueden tener un ancho ligeramente mayor.
Cuando las pendientes superan los límites convenientes, es necesario construir trabas transversales para disminuir la velocidad del agua y así evitar la erosión del callejón.
En el diseño de la plantación se deben contemplar playas para el estacionamiento de frentes de cosecha y de equipos de transporte. En el caso de que se vayan a utilizar carros de autovuelco, se deberían dejar espacios apropiados para efectuar el trasbordo.
Desagüe o drenaje superficial
Tiene como objetivo eliminar el agua que no infiltró, al saturarse el horizonte superficial del suelo por exceso de lluvias. El diseño de plantación debe tener en cuenta la orientación y longitud de los surcos, la ubicación de los callejones, caminos, etc., para lograr del modo más eficiente y práctico el drenaje superficial.
Los callejones deben estar localizados en los lugares donde cambia la pendiente del terreno, respondiendo a las necesidades del manejo del agua y a los requisitos del transporte durante la cosecha.
Drenaje interno
En este caso se busca eliminar el exceso de agua del perfil del suelo o también cuando es necesario hacer descender la capa freática cercana a la superficie. Esto mejora la aireación del suelo y la mineralización de la materia orgánica, aumentando la disponibilidad de nutrientes para la planta y favorece el desarrollo del sistema radicular.
Estas prácticas, permitirán incorporar campos a la producción y/o aumentar la productividad de los mismos.
Control de malezas perennes en pre-plantación
Las plantaciones sucesivas de caña favorecen la dispersión de los órganos de propagación de malezas perennes, entre las que se destacan: la grama bermuda (Cynodon dactylon), el pasto ruso (Sorghum halepense), el cebollín (Cyperus rotundus) y la cola de caballo (Equisetum sp.). Los lotes con alta infestación de estas malezas requieren un manejo particular. En este caso resulta recomendable realizar la rotación o el barbecho químico del lote.
Rotación: se puede rotar el lote sembrando variedades de soja resistentes al glifosato, para usar dicho herbicida sin problemas. Este cultivo puede ser cosechado o incorporado al suelo como abono verde.
Barbecho químico: una vez eliminada la cepa vieja de caña de azúcar (descepado), se deja el lote sin plantar. En el verano, cuando las malezas se encuentran en activo crecimiento, se aplica glifosato (5 L/ha). En algunos casos se deberá realizar una segunda aplicación o manchoneos con el mismo producto.
Con cualquiera de estas prácticas se logrará disminuir significativamente la población de malezas perennes de los lotes previo a la plantación del cañaveral, lo cual facilitará el manejo posterior del mismo.
Preparación de suelo
Involucra una serie de labores que tienen como finalidad lograr un ambiente adecuado para una buena brotación de la caña semilla, favorecer un buen desarrollo radicular y conformar una cepa vigorosa. Además, con estas labores se busca reducir la infestación de malezas y los residuos de cultivos anteriores, aumentar la capacidad de infiltración, mejorar las condiciones de aireación del suelo, favorecer la mineralización de la materia orgánica, mejorar la disponibilidad de nutrientes para el cultivo y romper capas compactadas que impiden el buen desarrollo radicular de la caña.
Las labores que se realicen en la preparación de suelo dependerán de las características del mismo (textura, contenido de humedad, compactación, etc.).
Una preparación de suelo insuficiente afecta negativamente la brotación de la caña de azúcar al no favorecer el íntimo contacto caña semilla-suelo. De igual manera, una preparación de suelo excesiva resulta perjudicial ya que se deteriora la estructura del suelo produciendo agregados muy finos que favorecen el encostramiento superficial y obstruyen los macroporos del suelo.
Por lo tanto, en la preparación de suelo se deben incluir las labores estrictamente necesarias para cada condición y que favorezcan el mejor crecimiento del cañaveral. No debemos olvidar que el suelo constituye un recurso no renovable que es imprescindible conservar con el objetivo de alcanzar una producción de caña de azúcar sustentable.
El Subsolador y el cincel son implementos que se utilizan en la preparación del suelo para realizar un laboreo vertical en profundidad.
El subsolador se utiliza cuando es necesario romper capas compactadas a una profundidad entre 35-50 cm, esta tarea requiere tractores de gran potencia (30-60 HP por timón dependiendo del equipo, del terreno y de la profundidad de trabajo) (Figura 2).
El cincel rompe capas compactadas a menor profundidad (aproximadamente 1525 cm) y requiere menos potencia de tractor (10-15 HP por arco) (Figura 3).
La rastra de disco rompe terrones o agregados superficiales capaces de generar cámaras de aire que afectan la brotación al impedir un íntimo contacto caña semilla-suelo. Mejora la aireación, permite incorporar el rastrojo y deja los órganos subterráneos de reproducción de las malezas expuestos a las condiciones ambientales, lo que favorece su control (Figura 4).
La secuencia y número de labores en la preparación del suelo depende de la situación de cada lote y de la disponibilidad de equipos.
Fuente: